martes, 14 de octubre de 2008

ARCADIO HIDALGO

DE AMORES

El amor pícaro:

Casarse no tiene cuenta
–así lo decía un caballo–,
valía más tener cincuenta
y darle un tope a mi gallo
hasta con la presidenta.

El amor casamentero:

Si ser tu dueño consigo,
resuelto me hallo a quererte,
y en gloria suprema digo
que no es para aborrecerte:
yo pienso vivir contigo
si Dios no manda la muerte.

El amor sensual:

Victoria, tú eres la diosa
que me tienes encantado,
y como eres tan hermosa
de ti vivo apasionado;
nomás me falta una cosa:
amanecer a tu lado.
Entre la noche sombría
tus negros ojos brillaron
y hasta los gallos cantaron
creyendo que amanecía.

Amor de flores y pájaros:

Una calandria voló
para los campos floridos;
cuando a su nido llegó
luego lanzó un suspiro,
como los que pego yo
el día en que no te miro.

Galanteos de fandango

Dondequiera que he llegado
licencia pido al cantar;
como estoy apasionado,
hoy no los puedo engañar:
la del vestido floreado
no me deja ni pensar.
No me deja ni pensar
porque me mira y la miro;
si ella suspira, suspiro,
y para pronto acabar:
de cantar yo me retiro
para sacarla a bailar.

Yo ayer salí de Alvarado
y a este lugar llegué;
hago versos a mi agrado
y cantando les diré:
esa de la blusa verde,
mi vida, qué bien se ve.


DE RELIGIÓN

Los pájaros-tótem:

Metido en una prisión
donde no vale el dinero
puedo salir cuando quiero
porque cargo la oración
del pájaro carpintero.

Dios:

Salí a pasear muy contento
por ver qué cosa encontraba;
divisé hasta el firmamento,
o sea, la mansión sagrada,
donde se halla el aposento
del Creador y su morada.


DE ORGULLO Y FALSA MODESTIA

De muchas cosas me valgo
para andar a los noventa;
aunque sin trabajo, salgo.
Deben de tener en cuenta
que otro negro como Hidalgo
no dondequiera se encuentra.
Tú eres el negrito poeta
vestido de puro olán:
los que te han visto la jeta
¿qué habrán dicho y qué dirán?
Yo soy pobre, no soy rico,
pero sí tengo valor,
y en verso te comunico
que he de cortar esa flor
que llevas en tu abanico.
Se equivocan oradores
que hablan en tribunas reales
y yo con mis versos tales,
perdonarán mis errores.
Se equivocan los autores
que han nacido con fortuna;
mi mente es una laguna
donde sin saber me oculto
y mi cerebro es inculto
sin ilustración ninguna.


PARA LOS AMIGOS

Mi gusto ha sido pasear
con los amigos que quiero:
con Juan por ser tan formal,
con José Ángel por sincero,
con Dionisio por pintar,
con Gilberto por grosero.


UN TOCOTÍN

Como a mí ni michita
ni a mita xóchitl,
ni huiloni ni viga,
ni a mota loba.
(Desde que no te veo,
no veo flores,
ni los pájaros cantan,
ni el agua corre.)


LAS DÉCIMAS MÁS FAMOSAS

¿Qué hay de aquellos cinco panes
que Dios con su amor formó?
Pregunto: ¿a quién se los dio
para que los ensalzara,
o qué contuvo la vara
que San José floreció?
Fue muy buen gusto de Dios
el haberla florecido.
Pájaro, busca tu nido,
que el águila real llegó.

Yo me llamo Arcadio Hidalgo
soy de nación campesino
por eso es mi canto fino
potro sobre el que cabalgo;
hoy quiero decirles algo:
bien reventado este son
quiero decir con razón
la injusticia que padezco
y que es la que no merezco
causa de la explotación.

Yo soy como mi jarana,
con el corazón de cedro,
por eso nunca me quiebro
y es mi pecho una campana;
y es mi trova campirana
como el cantar del jilguero,
por eso soy jaranero
y afino bien mi garganta
y mi corazón levanta
un viento sobre el potrero.

Yo fui a la Revolución
a luchar por el derecho
de sentir sobre mi pecho
una gran satisfacción.
Pero hoy vivo en un rincón
cantándole a mi amargura
pero con la fe segura
y gritándole al destino
que es el hombre campesino
nuestra esperanza futura.

Siembro maíz, plátano y piña
bajo los rayos del sol
también cultivo una flor
con mi jarana ladina.
Y es la estrella matutina
la que marca mi dolor,
la que con su resplandor
va fijando mi destino
y le anuncia al campesino
que comienza la labor.

Un ventarrón de protesta
soñé que se levantaba
y que por fin enterraba
a este animal que se apesta,
que grita como una bestia
en medio de su corral
que nos hace tanto mal
y nos causa gran dolor,
nos chupa nuestro sudor
y hay que matarlo, compadre.

Ya se acabó la semilla
que se regó en nuestro suelo.
Mis palabras son sencillas;
lo digo con mucho anhelo:
ya murió Francisco Villa
pero quedan los recuerdos.
Hoy lo dice Arcadio Hidalgo
–lástima que ya está viejo–
que luchó buscando algo
que se ha quedado a lo lejos.

Si mi memoria se inspira,
al mundo trato entender
y no puedo comprender
lo que es verdad o mentira;
si cuando un alma suspira
es porque siente dolor,
o si algo pierde el color
es porque la vida expira,
o si es mirado el que mira
quién a quién le tiene amor.

Por la política, hermanos,
nos aquejan tantos males
que en el suelo hay manantiales
de sangre de mexicanos.
Los que nada más miramos
decimos con voz oceana:
¡Oh región republicana,
tus hijos ya sin decoro
hacia el último desdoro
te llevan con muchas ganas!

Hoy temprano me levanto
con mi jarana en la mano,
hecha con cedro del llano
que me acompaña en el canto.
Hoy lo digo y no me espanto
porque se llegó el momento,
y como te quiero tanto
y te guardo un sentimiento,
voy a formarte un encanto
en los carriles del viento.


CONCLUSIÓN

Pensando en mi suerte santa
de mi fortuna me quejo;
quisiera volverme planta
para no morir de viejo
porque la muerte me espanta.


Fragmentos

Si acaso quieres saber
quién es aquí el cantador
sabrás que aunque soy el peor,
sólo a ti me he de oponer
porque he llegado a saber
que once cielos ha habido
ninguno los ha medido
por división a esta parte
y yo por no avergonzarte,
señores me había dormido


Junto al campo e trabajado
tenido buena cosecha
que mi vida es satisfecha
pero es trabajo cansado
mucho cosa conservado
pro que las tengo a la vista
que forma una grande lita
i pro mi modo de ser
e llegado a comprender
que valgo es un cuminita

Recuerda que te quisí
y siempre te estoy quisiendo;
el amor que te tuví
siempre te lo estoy tuviendo,
y si me dices que sí,
siempre te lo sigo haciendo

Al pie de un hermoso coche
de perlas enguarnecido,
estaba un triste caballo
cansado de haber corrido
cien veces en una noche

Al pie de un hermoso ponche
de pelos enguarnecido,
estaba un triste carajo
cansado de haber jodido
cien veces en una noche

Viniendo de mi campaña
desde la casa del sol,
me dijo el Rey de España
que ya cuando no hay amor
¡qué voluntad más extraña!

¡Qué voluntad tan extraña
cuando ya no hay interés!
Esta vista no me engaña:
este mundo está al revés;
se me ha de quitar la maña
de hacer gente a quien no lo es

Salí una tarde a pasear
por las calles de La Habana
y cuando me dio la gana
le tiré una piedra al mar.
La vi el espacio cruzar,
más tarde la vi caer,
vi una burbuja nacer,
ondas azules abrirse
y la piedra sumergirse
hasta desaparecer

Cada vez que paso y veo
la casa donde vivías
vieras cómo siento feo
en recordar, vida mía,
cuando yo era tu recreo.
...
Ay, triste de mí ¿qué haré?
He visto el campo de luto
que yo para mí sembré,
y otro dueño goza el fruto
que yo para mí sembré.
...
Lloraba un preso en la tarde
y lo oí con atención:
“Bien me lo decía mi madre
que el llanto de una traición
es igual que el del cobarde”.
...
¿Para qué quiero yo cama,
cortinas y pabellones,
si no me dejan dormir
varias imaginaciones?
...
Yo soy como mi jarana,
con el corazón de cedro,
por eso nunca me quiebro
y es mi pecho una campana;
y es mi trova campirana
como el cantar del jilguero,
por eso soy jaranero
y afino bien mi garganta
y mi corazón levanta
un viento sobre el potrero.
...
Tú no le digas a nadie
que yo por amor he muerto;
ponte una flor en el pecho
con una cinta punzó
Luego dirás que murió
un viejo desconocido,
que murió dando suspiros
y no se pudo escapar;
di que lo van a enterrar
a la tumba del olvido

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